nace en San Nicolás del Puerto en la Diócesis de Sevilla; de origen muy humilde y de extrema pobreza, su niñez transcurre con las penurias propias de los desamparados de la época, desde chico su humildad y bondad germinaron y empezaron a dar su fruto, cuando hace amistad con un sacerdote ermitaño, que lo acepta